ETA 173, 40 años después... el reencuentro con los amigos - Delapaznet

El espacio del periodista y escritor José de la Paz Pérez

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viernes, 31 de diciembre de 2021

ETA 173, 40 años después... el reencuentro con los amigos

 


Por José de la Paz Pérez (Cepillín)


Habían pasado exactamente 40 años desde que se vieron por última vez… 40 años, ¡qué coincidencia!


Su graduación de Secundaria fue en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón, del Centro Acapulco, aquel lejano verano de 1981.


Después de eso, cada quien partió por su lado siguiendo sus sueños, algunos, y otros simplemente se fueron a ver qué les deparaba el destino. 



Atrás quedaron los recuerdos, los días de clases, algunos muy sufridos, las travesuras entre compañeros o a sus maestros, incluso; ya no volverían más a esa cooperativa a degustar una torta doble de salchicha con queso amarillo y trocitos de chile en vinagre.


Quizá estaban destinados a olvidar los días de clases de Agricultura, cuando se subían a cortar mangos verdes para devorarlos con salsa Búfalo; quizá nunca recordarían a sus maestros de Apicultura, Industrias Rurales, Taller… o a la liberal de Ciencias Sociales.


Tal vez olvidarían el romanticismo limpio que les inspiraron sus novios o novias; pero lo que sería peor, podrían estar destinados a olvidar a sus compañeros de clase.



Pasaron 10 años… algunos ya tenían una carrera; pasaron 20… quizá en algunos ya había descendencia; pasaron 30 años y la vida se va… y llegaron los nietos… y al pasar 40 años desde que escucharon Las Golondrinas en aquel enorme salón… aquí están de nuevo reunidos.


Es la Generación 1978-1981 de lo que fue la Escuela Tecnológica Agropecuaria Número 173 (ETA 173), que para el segundo año de clases se convirtió en Escuela Secundaria Técnica Número 5 (EST 5) y bajo esta denominación fue la graduación.


El punto de encuentro fue la playa de El Princess, en la zona Diamante del puerto más hermoso del mundo: Acapulco.



Ahí estaban, Alfredo Gutiérrez Barrera, José de la Paz Pérez el “Cepillín”, Gregoria Díaz Martínez la “Borre”, Leticia Gonzalez Hernández, Patricia Arellano Marín, Juan Manuel Abarca Palma “El Panther”, y Delfino García Lezama.


Algunos tuvieron que viajar desde otras ciudades para estar ahí, frente al majestuoso, imponente y bellísimo mar acapulqueño, el lugar en el que muchos nacimos, por fortuna, pero el que también muchos eligen para vivir… e incluso para morir; porque es un lugar definitivamente incomparable, sin igual, protagonista de miles y miles de historias.


Y, en efecto, ahí estaba contando cada uno sus historias, sobre todo las vividas en la ETA 173 - EST 5; se arrebataban la palabra para destacar algún aspecto de lo vivido en las aulas y fuera de ellas; hablaban de los maestros y de sus clases, pero se habló más de lo que sucedió fuera de las aulas: en los pasillos, el campo, la cooperativa, e incluso fuera de la escuela.



Parecía increíble que después de 40 años exactos aquí estuvieran, charlando, mirándose como aquellos adolescentes llenos de sueños, no como los abuelos que hoy son; sus rostros volvían a mostrar una juventud inusitada, sus miradas recobraban ese brillo, como si el verano regresara en tiempos que corresponden al otoño.


Alfredo trajo el ceviche y las pescadillas, otros compraron botanas y bebidas refrescantes naturales, dulces… incluso amargas. Y bebieron como si fueran aquellos jovenzuelos inexpertos, con mucha timidez, con prudencia… nadie alcanzó el estado de ebriedad de los adultos, porque aquí no había adultos, puro chavo de la Secu… del siglo pasado, pero al fin y al cabo de la Secu.


El encuentro y las despedidas estuvieron plagados de abrazos… sí, después de la algarabía del reencuentro tuvo que llegar la despedida, aunque difícilmente quisieron mostrar la tristeza que sentían al separarse una vez más… pero la promesa ahí quedó: nos reuniremos de nuevo, y seremos aún más.


Después de 24 horas pasadas del encuentro, queda la sensación de que se trató de un sueño… sí, por supuesto: días antes este puñado de chavos tuvo un sueño que se convirtió realidad; 24 horas después queda la sensación de que se debió aprovechar mejor el increíble suceso.


Sí, el increíble suceso, eso fue, porque hace algunos meses o semanas muy pocos consideraron la posibilidad de que esto ocurriría.


No cabe la menor duda de que fue un día grandioso, de ensueño… y yo estuve ahí, porque soy orgullosamente Generación 1978-1981 de la ETA 173 - EST 5.


Espero de corazón, volverlos a ver, a abrazar. Ya los extraño.











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